Beatriz Bolivar Santos.  22 septiembre, 2022  

 
El diseño instruccional es un concepto que, si bien lleva muchos años entre nosotros, con el incremento de la formación online y mixta que ha venido de la mano del COVID o el avance de las tecnologías, se está difundiendo a grandes pasos.  Esto como introducción está bien, pero… ¿En qué consiste el Diseño Instruccional (D.I.)? 

• Podríamos definirlo como el proceso cíclico y sistémico fundamentado en teorías de aprendizaje, susceptible de llevarse a cabo en cualquier proceso de aprendizaje-enseñanza (ya sea en modalidad presencial, online o mixta). 
• Hay autores como Richey, Fields y Foson (2001) que lo definen como el proceso que engloba una planificación sistemática que incluye la valoración de necesidades, el desarrollo, la evaluación, la implementación y el mantenimiento de materiales y programas.
• Una vez disponemos de esta aproximación teórica, vamos a por una definición más sencilla, que resume a la perfección el concepto de DI (¡allá vamos!): “El DI es el arte de no andar como pollo sin cabeza en un proceso formativo, especialmente online o mixto”. 

En una formación online toma especial protagonismo el DI, porque es necesario articular todos los aspectos habituales en una formación presencial, y también los tecnológicos que intervienen en pro de conseguir los objetivos planteados sin dejar al azar ningún aspecto: desde el manejo de los recursos de la plataforma, al envío de claves con los primeros pasos en el aula virtual, así como el tipo de contenido, la interactividad, y hasta el tipo de metodología, van a impactar en aspectos tan críticos como la modalidad de evaluación, actividades, así como la comunicación entre docente y estudiante. 

En muchas ocasiones el DI parece un proceso invisible, porque si se hace bien, un curso de modalidad online o mixta va sobre ruedas. Es decir, que no hay incidentes que obliguen a introducir acciones correctoras sobre la marcha y además las valoraciones de los alumnos son positivas. Por el contrario, si no se hace, empiezan todas las incidencias posibles. Comentemos algunas de las situaciones más comunes y cómo se pueden evitar desde el DI:
• Alumnos que no saben cómo entregar las actividades o no encuentran la documentación necesaria.
◦ Soluciones: disponer de unos días previos de manejo de la plataforma donde practiquen las herramientas que usarán según los recursos que utilicen, facilitar una guía del curso con los primeros pasos en el aula o videotutoriales cuando se envíen las claves, etc.
• Dudas que llegan al profesor por diferentes vías y que dificultan su labor, demandándole más tiempo en resolver “incidencias” que en su propia impartición. Suelen ser incidencias catalogadas por el alumno como “técnicas”, cuando son más de desconocimiento de la tecnología que está utilizando. 
◦ Soluciones: integrar en la guía del alumno, las vías de comunicación docente, desde qué herramientas pueden ver el feedback del profesor, etc.
• Los foros se mueren antes casi de haber empezado, o los alumnos comienzan a abrir miles de hilos, complicando el seguimiento del profesor. 
◦ Soluciones: no dejar al azar la planificación del foro, plantear preguntas susceptibles de debate y otros hilos relacionados para ir alimentando el mismo, facilitar al alumno las buenas prácticas o normativa de los foros.
• Gran heterogeneidad en la labor docente, donde los estudiantes catalogan a los profesores como buenos / malos. Y lo que sucede no es que haya profesores malos, es que no existen unos criterios básicos consensuados a priori donde se contemplen: los tiempos de respuesta, la carga de actividades por semana, metodología según el colectivo al que va dirigida la formación, tipo de feedback, longitud máxima del material de lectura, etc., dejando al azar ciertos aspectos que impactan en la percepción de la calidad docente. 
◦ Soluciones: organizar sesiones con los docentes donde se consensúen aspectos básicos de la impartición y autoría (tiempo máximo de respuesta, feedback que aporte valor con puntos fuertes y aspectos a mejorar, extensión máxima del material obligatorio, número de actividades, tipología según perfil del alumnado, etc.). 

Por ejemplo, en un curso de posgrado online dirigido a profesionales en activo de Latinoamérica con poco tiempo, sería una torpeza incluir tutorías síncronas (la diferencia horaria, sumada a la disponibilidad del estudiante, va a dejar este recurso como inútil), o excedernos con actividades colaborativas con plazos cortos. Todo esto queda resuelto durante el proceso de diseño instruccional, porque se anticipan todas estas posibles variables.
 

Hay muchos modelos de DI, pero nos vamos a centrar en uno de los más extendidos y utilizados. ¡El modelo ADDIE!, cuyas fases son:
 
• Análisis de necesidades del colectivo al que nos dirigimos.
• Diseño (que parte del modelo pedagógico): definición de objetivos, metodología, contenidos, actividades, recursos y sistema de evaluación del aprendizaje.
• Desarrollo: producción de los recursos educativos (virtualización del contenido y montaje en plataforma si es formación online).
• Implementación de la totalidad del DI. Coincidiría con la propia impartición del curso.
• Evaluación: se evalúa si los alumnos han alcanzado los objetivos, los recursos y fases que intervienen en todo el proceso. El fin del proceso de evaluación resulta el punto de partida de nuevas mejoras. Es un proceso vivo y cíclico.
 
En este artículo nos hemos centrado en procesos que no son exclusivamente presenciales, porque entendemos que estos últimos llevan inherente un DI, ya sea más informal, pero que se encuentra presente en toda impartición. Si bien, animamos a elaborar un DI formal en cualquier formación, ya que ayudará a explicitar aspectos que pueden pasar desapercibidos y son susceptibles de mejorar. 
¿Qué te han parecido estos planteamientos? ¿Tienes algún proyecto entre manos, que tenga que ver con la puesta en marcha de un programa en modalidad online o mixta?


FUENTE:
https://elearningactual.com/la-importancia-del-diseno-instruccional/

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